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jueves, 15 de octubre de 2009

Grindhouse: Death proof

Stuntman Mike es un peligroso acosador motorizado, vaga de un lado a otro al volante de su coche "a prueba de muerte" en busca de inocentes féminas. A su paso sólo deja sangre, muerte, metal retorcido y huellas de neumáticos en el asfalto. ¿Quién será su próxima víctima? Sólo Stuntman Mike lo sabe.


Destripando.

Como comenté en el post anterior, Grindhouse: Planet terror, lo que salga del tándem Tarantino-Rodriguez siempre hay que tomárselo con precaución. Nunca sabes por donde van a salir, en que objetivo fijarán su mira. Lo único que intuyes es que estará impregnado del cine que destila cada uno de ellos a su manera: sangre, bizarrismo, sensualidad erotico-pornográfica, dialogos-monólogos y planos de extraña y privilegiada calidad.

En Death proof se encuentran todas estas gotas. La esencia pura del Tarantino que es capaz de meterte sus amados pies y sus cigarrillos Red Apple hasta que beses unos y fumes otros.

Como ya he comentado, Tarantino es capaz de hacer locuras y de hacer cine del que se aloja en la retina. Durante el visionado te pueden pasar dos cosas: que aborrezcas a la madre del susodicho o que te quedes en silencio viendo el desarrollo del metraje. A mi me sucedieron ambas. Creo que Tarantino se columpia en sus vicios en demasía (dialogo, dialogo, música, música, pies, pies, pies...) aunque también quedé prendado del aura maligna de Stuntman Mike (Kurt Rusell), un personaje que en su punto más siniestro es la representación del mal. Me hubiese gustado ver a Stuntman más dehumanizado, nada carnal... casi como el dueño del camión en el Diablo sobre ruedas.

Aún así, el señor Rusell, como tercera opción (se rumorea que el primero en la lista era Sylvester Stallone y el segundo Mickey Rourke... problemas de agenda al parecer) da el pego como el malo de la película. Lo demás: conversación, música, pies, alcohol, cigarrillos y muchos bustos y culos al mejor postor. Una pasarela deslumbrante en donde se codean dos amigas de antaño, Rosario Dawson y Tracie Thoms (vistas en Rent: la película), Zoe Bell (vista en Lost) y como elección propia, Vanessa Ferlito (siendo la antigua pasión de Tony Soprano).

No nos engañemos, gustará a los afiliados del club Tarantino y aburrirá a los demás. En mi caso, opino que nunca está de más pasar el rato en buena compañía, y una película de Tarantino lo es.

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