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viernes, 20 de noviembre de 2009

Brick

Brendan recibe una llamada de su ex-novia, Emily, aterrorizada. Dos días después yace muerta en un desagüe de la ciudad. Brendan, con ayuda de su amigo The Brain, comenzará la peligrosa búsqueda de respuestas al homicidio de Emily y al nombre de su asesino.


Destripando.


Interesante thriller urbano que se adentra de una manera hábil y subrepticia en el mundo de las drogas.

Un muchacho adolescente haya el cuerpo inerte de la que antaño fuera su novia. Buscando la verdad y con ayuda de su amigo The Brain, Brendan se adentrará en los ambientes del tráfico de drogas para descubrir al asesino y descubrir las razones del homicidio.

Una película interesante, que habla con un estilo personal, a veces lleno de humor y otras veces lleno de tensión. Cine que juega visualmente con el espectador y al que enreda con una trama muy bien vestida por el decorado; equilibrado entre las sordidez, la elegancia y lo terrenal.

El único punto en contra que encuentro es la post-adolescencia del elenco actoral. No me creo que acciones de tamaña magnitud sean perpetrados por gente veinteañera. Aún así, se reconoce el gran trabajo de todos los implicados y se agradece en gran medida el halo de belleza clásica con el que cubre Nora Zehetner su papel de Laura. Además, una vez metido en el visionado y conociendo la juventud de hoy en día, ese punto en contra se vuelve abstracto.

Hay algo latente en el metraje de Brick, no sabría decir muy bien que es, pero es posible que la definición buscada rememore el estilo y la magnitud a las grandes obras del género. Lo que está claro es que Brick se sitúa por encima de la media en las propuestas del cine de hoy. Se echan de menos este tipo de apuestas.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

The Birds

Melanie Daniels va en busca de un regalo para su tia a una pajarería. Allí, Mitch Brenner, un abogado criminalista de San Francisco, le confunde voluntariamente con una dependienta y le pide una pareja de aves para el cumpleaños de su hermana pequeña. Melanie, ni corta ni perezosa, le devolverá la broma en una jugada maestra: le llevará los pájaros que pidió hasta la misma puerta de su casa en el pequeño pueblo de Bahia Bay.



Destripando.

Y así se inicia la que para mí es toda una película de ciencia ficción, de terror, de caos.

No se si sabrán de mi pasión por la desesperación humana justo en los momentos de la extinción como raza, por si acaso ya les digo que mi interés por humanos preguntándose el por qué de lo que les ocurre mientras fenecen a manos de poderes desconocidos es un jugoso paladeo para mis ojos, un goce visual.

En The Birds se dió la ocasión tan rara (casi como cuando se alinean los planetas) de que todo un maestro en el cine del suspense contrastado atrapa un guión de catástrofes sobrenaturales. Así es como se muestra esta película. Lo que parece ser un comienzo de comedia romántica al uso, se acaba convirtiendo en toda una debacle humana con la mejor banda sonora posible: graznidos de cuervos. Acompañado, claro está, de la mano del genio, del maestro. Hitchcock se mueve en diversos escenarios de la bahía y prepara bien la acometida de sus vengativas aves. Nos raciona el oxígeno con un pulso inigualable: la aparente tranquilidad de un pueblo costero, el misterio que acompaña a los primeros ataques, el desasosiego que produce una realidad imposible, el drama de los caídos, el pánico de las víctimas, las preguntas en la desesperación del populacho.

Toda la película está llena de perlas: la escena de Tippi Hedren esperando a los niños a la salida del colegio es inmortal. Y la escena que se desarrolla en la cafetería todavía me deja estupefacto: pánico, incredulidad, miedo, humor punzante...

The Birds supone para mi un regalo caído del cielo. Es como si Spielberg o Scorsese se pusieran a rodar una de zombies. Lástima que no tengan un talento y una factura como el director que aquí se menciona con auténtica devoción.

Postdata: he leído algunas reseñas que indican que el señor Hitchcock tenía en mente otro final distinto que por motivos económicos no pudo realizarse. Al llegar los aliviados supervivientes a San Francisco se encuentran el famoso Golden Gate lleno de enemigos alados.

Otra prueba más de que Dios no existe. ¿Quién, en su infinita sabiduría, negaría el placer de filmar esta escena a Sir Alfred?

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Battlestar Galactica (2003)

Los Cylons fueron creados por el hombre.
Evolucionaron.
Se rebelaron.
Hay muchas copias...
...y tienen un plan.


Destripando.

¿Qué somos? ¿Qué razones nos mueven a hacer lo que hacemos? ¿Por qué somos así? Todas esas preguntas, tan profundas y ambiguas, entran en dos palabras: Battlestar Galáctica.

Unos pocos supervivientes de la raza humana, al borde de la extinción por un ataque cylon nuclear, viajan a través del espacio huyendo de los monstruos mecánicos e intentando buscar esperanza en ese gran vacío que es el universo.

¿Qué hacer cuando la raza humana puede desaparecer?, ¿cómo sostenerse cuando los seres más queridos han perecido a manos de una creación propia?, ¿cómo adaptarse a la pura supervivencia? Y lo más importante: ¿a dónde ir?

Battlestar Galáctica sorprende por su argumento, por su arriesgada temática, por sus tramas complejas en sus cuatro temporadas, siempre dirigidas hacia algún lugar desconocido. Por su acción, por su guión bien hilado y por los personajes que protagonizan esas historias, personajes complejos que se mueven en un mundo que ha caído, que guían sus vidas sin más atisbo de esperanza que morir rápido y sin sufrimiento. Todo ello hace de Battlestar Galáctica una epopeya con sus propios dioses, creencias, mitos y tradiciones, con sus héroes y sus villanos.

Más allá de una quimera galáctica de ciencia ficción y de los ecos de Star Treck o Star Wars; Battlestar Galáctica destaca por su honda reflexión sobre el ser humano, sobre sus razones y sus sentimientos que le llevan a los extremos de la destrucción y de la creación absoluta. Descubriéndose a sí mismo en un punto no muy lejano a los Cylons, con sus defectos y sus perfecciones, con su amor y su odio, con sus decisiones y consecuencias, con su principio y su final. Final que muchas veces no termina en la propia muerte.