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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Carnivale

Carnivale nos adentra en el mundo del circo, donde un grupo de lo más variopinto trata de subsistir en los dificiles años de la depresión estadounidense. Estos se encontrarán en su viaje a Ben Hawkins, un joven callado que acaba de perder a su madre y el cual guarda temibles secretos que pondrán en peligro la integridad del grupo.


Destripando.

Vergonzoso, horripilante, desmotivador para la vida humana. Esos calificativos se merece mi amada HBO. Sí, no me he vuelto loco. Tiro piedras contra mi propio tejado aunque esto sólo conlleve desgracias.

En su segunda temporada y por razones económicas (serie demasiado cara para tan poca audiencia, alegaron, no sin motivo) terminó la que podría convertirse sin ningún rastro de duda en la sucesora de Los Soprano. Por su calidad técnica, por su argumento, por el cine que vive dentro de esta serie.

Es Carnivale una serie lenta. Pausada en sus argumentos, con dialogos irónicos, tenebrosos, cual tragedia griega. Es Carnivale puro cine latente en la entrañas de un circo ambulante. Es Carnivale una serie llena de intriga, misterio, magia, humor, alegorías. Mostrándonos un mundo propio a medida que transcurre la serie y conformando todo un universo mitológico alrededor de personajes que se mueven entre entre la desgracia y la supervivencia. Torturados, perdidos, sin futuro o sin pasado, pobres, esquilmados, endeudados, amorales. Con poderosas interpretaciones: el intrigante Michael J. Anderson (Samson en la serie), el espeluznante Clancy Brown como el Hermano Justin (su voz en inglés es un prodigio de fuerza), la maravillosa Clea Duvall como Sophie. Y todo ello con una calidad técnica y una puesta en escena impecables.

Si bien se puede entender porque Carnivale no evolucionó en las audiencias, el autor aquí presente no entiende porque no se continuó la saga (estaba previsto un total de seis temporadas) a sabiendas de que las audiencias no siempre tienen la razón y teniendo la absoluta certeza de que el tiempo se encargaría de hacer justicia a tamaña tropelia.

Una serie increible, denostada por el público y cancelada por HBO que, supongo, no podía ser tan perfecta. Sólo queda suspirar sabiendo que el bien y el mal tendrán otra contienda más allá, en algún lugar lejano del celuloide donde no podrán llegar nuestros ojos, pero sí nuestra imaginación. Sigo soñando con Ben, con Samson, con el perverso Justin, con la tímida y risueña Sofie... con el halo de polvo todavía levantado al paso del circo ambulante. Al paso del Carnivale.

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