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miércoles, 10 de julio de 2013

Paradise Lost Trilogy

En 1993 tres niños son encontrados muertos en el bosque Robin Hood Hills, en West Memphis, Arkansas. Los principales sospechosos e inculpados son Damien Echols, Jason Baldwin y Jessie Misskelley (tras la confesión de este último). En 1996 se estrena el documental Paradise Lost: The Child Murders at robin Hood Hills que recoge los hechos posteriores al arresto de los adolescentes. En 2000, se estrenaría el segundo de los documentales Paradise Lost: Revelations que sigue a la defensa y los acusados en su camino a conseguir un nuevo juicio. Once años después, en 2011, se estrena Paradise Lost: Purgatory, que recoge las impresiones de los acusados y los familiares 20 años después de los dramáticos sucesos.

Destripando.

El primer documental se centra en la investigación, el juicio y el veredicto a los tres acusados. En el segundo de ellos: Paradise Lost: revelations nos muestra la gran repercusión que tuvo el caso gracias al primer documental y la creación del movimiento Free West Memphis Three para denunciar que el juicio y la posterior condena se habían hecho no en base a las pruebas, si no por prejuicios (los acusados escuchaban heavy metal y vestían de negro). Gracias a la labor de este movimiento, la defensa pudo recabar fondos para aportar testimonios de expertos en diferentes áreas. En la tercera parte estrenada diez años después, Paradise Lost: Purgatory, muestra el desarrollo de los tres de West Memphis en sus vidas y el intento de apelar a un nuevo juicio aportando evidencias que el juez del caso desestimó reiteradas veces. 

Desde muchos puntos de vista, el testimonio que ofrece la trilogia de documentales podría ser un ejercicio de morbosidad, persiguiendo el olor del dinero de una historia truculenta. Sin embargo, al calor del tiempo se puede decir que el significado del documental en sí mismo es de un valor inestimable y que la labor e inteligencia de los directores permiten al espectador presenciar una historia terrible, dolorosa, injusta y valerosa. 

El metraje de HBO (sobre todo en la primera parte) nos permite adentrárnos de lleno en el juicio a los acusados, en el discurso de los abogados, en las declaraciones de los testigos y de todos los implicados. Un privilegio que permitió a los directores contar la historias sin rumores y sin chismes, sólo los hechos.

Ese primer documental es un directo al hígado. Cortante y avasallador ya que al mostrar los hechos como son, deja abierta al espectador todas las hipótesis posibles. Si bien es cierto que la empatía que emanan los tres acusados y la floja integridad de la investigación y la acusación, hacen que la balanza pronto decaiga del lado de los jóvenes. No obstante, no crea el espectador que encontrará premio alguno en el primer documental. 

En el segundo de la serie se puede apreciar un toque más sensacionalista ya que refleja el amplio calado que tuvo el primer documental en la sociedad americana, abriendo un intenso debate y dando fuerzas a movimientos que pedían la liberación o la repetición de un juicio justo. Por este hecho el documental amplia el mundo de West Memphis dando entrada a nuevos protagonistas, como son los líderes del movimiento WM3, o los nuevos peritos consultados en las diferentes áreas de la investigación y sobre todo, como muestra la vida de los afectados. La rutina de las familias afectadas, de las familias de los condenados. Es aquí donde el documental se centra más, debido en parte a la negativa de dejar grabar las sesiones de apelación y a la cautela en los testimonios de la gente involucrada (el detective que llevó la primera investigación, la negativa de varios abogados de la defensa, etc). No obstante, en este segundo documental también podemos presenciar el giro que pueden tomar los acontecimientos a la luz de las nuevas pruebas y de los testimonios que aportan los especialistas, asi como diversos testigos que podrían situar e incluso marcar al verdadero asesino. 

Ya en el tercero de los documentales, estrenado en 2011, los directores se centran en varios puntos: la redención de los acusados, en primer término, los testimonios de las víctimas (que expresan desde las dudas acerca del propio juicio como la firmeza de los cargos imputados). Otro punto es la investigación y las conclusiones de un comite de especialistas de renombre que centrados en varias áreas del caso, refutan una a una las pruebas de la acusación en contra de los tres de West Memphis. Así mismo, el documental indaga en los nuevos testimonios que se fueron uniendo al caso en esos 20 años, estableciendo un marco muy claro al respecto de la inocencia de los acusados. 

Sin desvelar como termina todo, hay que decir que el final es lo de menos. Lo verdaderamente importante es como se desarrolla desde el primer momento la pesadilla, mostrándonos sin tapujos las escenas del crimen, los desgarradores testimonios de la familia, la ira de las masas, la justicia mediática. Y siempre manteniendo el suspense, caminando en la fina linea de los héroes y los villanos. Porque los hay y, como ocurre en la realidad, el que creíamos que era un héroe puede no serlo y descubrirse como un villano o viceversa.

Eso es lo que hace de Paradise Lost un documento único y excepcional. Si quiere un consejo: no busque en google o wikipedia el caso. Deje que el documental hable por si mismo. No olvidará la historia y de seguro le dejará marcado como a todas las personas que se vieron implicados en el caso de los Tres de West Memphis

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