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lunes, 14 de enero de 2013

Djando Desencadenado

Titulo: Django Unchained
Director: Quentin Tarantino
Reparto: Jamie Foxx, Leonardo DiCaprio, Christoph Waltz, Kerry Washington, Walton Goggins, Samuel L. Jackson, Don Johnson, Bruce Dern, Franco Nero, Jonah Hill, Tom Savini
Sinopsis: Django (Jamie Foxx) es negro y, por tanto, esclavo. Pero su suerte cambia cuando un cazarrecompensas (Christoph Waltz) le libera bajo la promesa de identificar a unos malhechores cuya cabeza tiene precio. Desde ese intante, la pareja se vuelve letal en este negocio y forjará una amistad que les llevará a rescatar a la mujer del primero, Broomhilda (Kerry Washington), esclava en una plantación llamada Candyland, cuyo propietario es el pérfido Calvin Candie (Leonardo DiCaprio).




Destripando, que es gerundio.
Tarantino asoma, señores. ¿Qué significa? Pues sangre. Sangre y cine con un sello personal e intrasferible, impecable y elitista, que seguramente deje piezas que perdurarán en las videotecas por los siglos de los siglos. Un cine que muchas veces se ha visto entremezclado con historias de serie B, de chinos y navajas y, como en este caso, de vaqueros.

Desde luego, reconozco a Tarantino como uno de mis directores. Reconozco en él tanto el talento de los más grandes en esto de hacer películas como su desfachatez desmedida que redunda en películas grotescas llenas de sangre, casquerías varias y pies. Aquí se nos presenta con la piel del western. Claro, si ya hizo su tributo al cine de katanas (Kill Bill), al cine de serie B (Death Proof) y a los clásicos de la Segunda Guerra Mundial (Malditos Bastardos). ¿Por qué no una dedicada al western? Dicho y hecho.

El problema con esta película es que ha llegado un punto en el que Tarantino maneja el lenguaje visual y la puesta en escena de tal manera que atrapa mucho más que la trama que, como en estos caso, es básicamente plana.

Porque la historia es un rescate sin más. Y sabes que acabará bien porque Tarantino, en las películas estridentes, siempre se ha puesto detrás del débil, del bueno (como lo hizo con Uma Thurman en Kill Bill). Es evidente que sabe contar historias, que maneja la tensión con una nitidez asombrosa y que esas habilidades siguen intactas con el paso de los años. En este caso, también aprovecha la salvaje interpretación de Leonardo DiCaprio como Calvin Candie y de Christoph Walz como Dr. King Schultz. A resaltar como siempre, el señor Samuel L. Jackson cuya escena con la mirada frontal a la cámara es de las más memorables que pueden haber (ecos de Jules a parte).

Además, cuando una película de Quentin Tarantino viene firmada por el mismo, tanto para lo bueno como para lo malo será un cine de autor, con las visceras y matanzas de siempre, con sus querencias y sus fallos,  con la tensión y el humor en cuentagotas y, sobre todo, con una honestidad y un amor por el cine a prueba de bombas.


Trailer:


Ficha en IMDb
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