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domingo, 30 de noviembre de 2014

Manhattan

Manhattan nos traslada la historia de los científicos que protagonizaron el desarollo de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial.








Destripando.


Manhattan parte con ventaja ya desde el principio pues es una serie que, con una temática dificil (ingenieros, formulas, matemáticas de alto standing), desarolla capítulo a capítulo una variedad de aspectos que le hacen muy jugosa.

Desarrolla la historia de los hombres y mujeres que formaron parte del proyecto Manhattan, la creación de la madre de todas las bombas: la bomba nuclear. Su concepto en manos de estos científicos se antoja como un hito y las dudas y miedos que representa ese arma de tal calibre se nos muestra con detalle.

Otro factor a favor es la situación histórica donde se desarrolla el proyecto, que es ni más ni menos que en la Segunda Guerra Mundial, con Estados Unidos ya sumergida en el conflicto. Las fuertes tensiones del aparato militar hacia los científicos, la presión de los servicios de inteligencia para no revelar secretos y la propia presión de las mentes más brillantes por lograr el éxito también se desarrollan con efectividad en la serie.

A esto hay que sumarle una localización asfixiante como son Los Alamos (recién nacido) y unas caracterizaciones muy bien logradas. Para mi el reparto cumple con exquisitez su cometido.

No obstante, el problema en Manhattan, por lo menos en su primera temporada, es el exceso de lentitud en sus tramas. O más bien, la falta de ambición en sus metas. Está claro que si logran la bomba nuclear, la serie se acaba, pero no tengo del todo claro si su ritmo lento se debe, no a una cocción de un plato exquisito, sino más bien a un intencionado ejercicio de sonambulista para alargar la serie y sus beneficios todo lo posible.

A mi la serie me deja satisfecho tal y como está diseñada. Pero sí es cierto que las tramas amorosas, que supongo habría en aquel agujero donde viven, ocupan una parte importante y prescindible del metraje de la serie. No digo que todo tengan que ser formulas, está claro, para eso ya tendría a Carl Sagan y su serie Cosmos. Lo que digo que es que me duele ver el minutaje extendido en las subtramas protagonizadas por el amor de este hacia aquel o por la amante despechada del ingeniero de allí. Más cuando hablamos de una serie que produce toda la tensión en los cientificos, en el aparato militar y gubernamental que desarrolla el proyecto y en los servicios de inteligencia que tratan de descarrillar y/o copiar el proyecto.

La serie debería enfocar y potenciar más el desarrollo del trabajo de los científicos, la cruenta batalla de los servicios de inteligencia de ambas superpotencias e, incluso, el desarrollo atómico de sus homólogos alemanes. ¿Por qué no? Al fin y al cabo, lo que más nos gusta es ver quien puede apretar el gatillo primero.

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