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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Arrow

Arrow narra la vida de Oliver Queen, un multimillonario guaperas de día que dedica sus noches a vigilar Starling City con su arco y sus flechas. Adaptación libre de un personaje del universo DC Comics.








Destripando.

Mi experiencia con los cómics no va más allá de los conocimientos adquiridos en mi infancia (Tintin, Axtérix, Mortadelo y Filemón) y las series noventeras que emitían las televisiones (X-Men, Spiderman, Batman, La liga de los Superhéroes, Cops -¡Lansero, Antibalas!-, etc...). En los últimos años he visto Death Note y leído Walking Dead, poco más. Eso es todo lo que sé de los universos creados en DC y Marvel, las dos superfactorías de superhéroes.

Dicho esto, cuando emitieron la primera temporada de Arrow pensé con desgana que sería un Smallville en potencia. Lo que distingue al arquero del supermán juvenil es lo que le hace más "serio". Cuando digo serio no me refiero al dramatismo de la serie, ni mucho menos, me refiero a que no se enfoca tanto en adolescentes universitarios. Está claro que Arrow no desdeña al público juvenil, pero al menos trata de arrastrar a ese publico adulto que ahora pescan las grandes productoras con las películas de superhéroes. Arrow trata de enfocar una historia más potable que el descubrimiento del mundo del acné y los primeros romances. 

Aquí el multimillonario Oliver Queen sufre una metamorfosis debido a una experiencia traumática en una isla  (we have to comeback!) cuando el yate en el que navegaba con su padre se va a pique. Esa experiencia moldeará al héroe que vuelve a Starling City buscando venganza. Ese detalle separa a Arrow de Smallville, por ejemplo. En Smallville, Clark Kent nunca buscó venganza, si acaso se llevaba a alguien a su granero para que mirase el cielo estrellado junto a él.

Otro aspecto a destacar en Arrow es que en sus dos temporadas y media (la tercera se está emitiendo ahora en USA) está adquiriendo un perfil más oscuro. Oscuro dentro de lo blanca que es. Tiende a desarrollar a los villanos y a los buenos con un toque más de gris, lo suficiente para no aburrir al personal capítulo tras capítulo. Ese espiritu de intentar imbuirse en el drama o la ambivalencia le situa en un peldaño (sólo uno) por encima de las series de su calaña. 

Eso sí, al igual que en Smallville o Kyle XY o The OC o... Arrow es una serie con gente guapa y superguapa, con acción de presupuesto medio y gente buena venciendo a gente mala. No hay tantas baladas pop-rock mientras el chico mira a la chica desde lejos. Repito, no tantas, o sea; que sí hay unas pocas. 

En definitiva, Arrow es esa serie que sirve para desconectar las neuronas y disfrutar sin apenas nudos o tensiones. Masticar algo fácil y simple con un poco de acción.

Y con un poco menos de acné juvenil.

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